Cuando hablamos de lenguaje nos referimos a la capacidad del
ser humano para expresar su pensamiento y comunicarse.
La comunicación se da en muchas especies animales, a través
de distintas formas o sistemas. Pero son sistemas muy limitados que les
permiten comunicarse de una forma muy básica.
En el hombre, sin embargo, encontramos la capacidad de poder
comunicarse a través de distintos sistemas (gestual, escrito, ...) y,
especialmente, a través de signos vocales (lenguaje oral), un sistema que le
permite comunicarse de una forma más libre. Es, sin duda, el sistema más
complejo.
No cabe duda entonces, que el desarrollo del lenguaje es un
hito en la infancia.
Es un escalón, no uno cualquiera, de los que hay que subir
en el proceso madurativo, hasta culminar el desarrollo en la vida adulta, y los
familiares y profesionales que rodeamos a los/as niños/as somos muy conscientes
de la relevancia del inicio y transcurso de este logro.
Es por ello que cada vez más papás y mamás tienen dudas y
cuestiones sobre cómo se consigue éste aprendizaje y cómo se hace notar en sus
hijos/as.
Desde el Gabinete Psicopedagógico de la Escuela Infantil
Gaviota, queremos ofrecer unas pautas para que aquellos padres y madres que
tengan inquietud a este respecto puedan quizás solventar dudas.
Aunque cada niño/a posee su propio ritmo madurativo y de desarrollo del habla, sí que existen algunos signos que nos pueden alertar de problemas de lenguaje, es decir, de que algo está fallando en el proceso, tales como:
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A los 15 meses no mira
ni señala a personas u objetos.
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A los 18 meses no
sigue instrucciones simples.
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A los 24 meses no
señala una imagen o una parte del cuerpo cuando la nombra.
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A los 30 meses no
responde fuerte, moviendo la cabeza o haciendo preguntas.
-
A los 36 meses no
sigue instrucciones de dos pasos o palabras en acción.
También, se dan casos en el que el/la niño/a entiende el lenguaje pero tiene dificultades para expresarlo, hay que estar pendiente si:
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A los 15 meses no
utiliza 3 palabras.
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A los 18 meses no dice
"mamá", papá"...
-
A los 30 meses no usa
frases de 2 palabras que incluyan un sustantivo y un verbo.
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A los 36 meses no solicita
elementos por el nombre; si no imita repitiendo las preguntas dichas por otros;
el lenguaje ha empeorado y no usa oraciones completas.
-
A los 48 meses usa
palabras incorrectamente o emplea una palabra similar en lugar de la correcta.
En caso de observar alguna de
éstas conductas en el lenguaje oral de su hijo/a, lo más importante es no
alarmarse.
El estado de ansiedad que puedan
tener los padres se transmite a el/la hijo/a repercutiendo en su autoestima y
generando quizás de forma psicosomática un empeoramiento.
El colegio juega un papel
fundamental a la hora de detectar cualquier tipo de trastorno, y la comunicación tutor/a – familias ha de ser bidireccional y eficaz.
Si la detección es temprana, con
seguridad el/la niño/a será capaz con los medios técnicos y humanos de salvar
este escollo, sin que afecte a su desarrollo general, socio-afectivo ni
académico.